La isla blanca

Resulta difícil hablar de Ibiza y pensar inmediatamente en sus noches, discotecas, fiestas y desenfreno. Pero las Pitiusas, como denominaban los griegos a las islas de Ibiza, Formentera y los islotes adyacentes, tienen una antigüedad y una importancia vital en la historia del Mediterráneo.

Baste mirar los vestigios que sus antiguos pobladores y colonizadores han dejado en ella. Y es que esta preciosa isla del archipiélago de las Baleares es mucho más que sus noches de fiesta, que también, por supuesto. Se pueden encontrar hasta consejos para poder sobrevivir a unas vacaciones que prometen ser de todo menos aburridas.

Viajar a Ibiza es algo que se desea, llama la atención y roza lo pasional. Recordar cómo se fueron asentando los primeros hippies, inaugurando locales de ocio nocturno, sus paisajes, puertos y marinas deportivas que la convierten en destino privilegiado de los amantes de la navegación deportiva. Es necesario tener claro qué quieren hacer en su visita para no perderse en un mundo de posibilidades que algunos creían limitarse a dos opciones: mar y fiestas.

Existen guías donde les orientarán sobre qué hacer en la isla, sino se quieren encontrar contando sus experiencias como turista despistado. Cuando lo tengan claro, o casi, se encontrarán con la problemática de dónde alojarse en su visita a las Pitiusas. Porque si en un destino eminentemente turístico la oferta debe de ser desmesurada, la ocupación no le irá a la zaga. Siempre está la opción de dormir en la playa, pero existen alternativas.

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