La abstención ganará el 25M

Foto: Arxiu

Foto: Archivo

Las elecciones al Parlamento Europeo del próximo domingo tendrán con toda seguridad un claro ganador: la abstención, que ya en las de 2009 fue del 67,7% en la comarca de la Selva y del 64,7% en Blanes. La campaña electoral ha pasado practicamente desapercibida en la calle, donde se han colgado muy pocas pancartas y pósters de los partidos.

Ni siquiera la breve visita que el ministro de Interior Jorge Fernández Díaz realizó a Blanes hace pocos días, acompañado por la presidenta del PPC Alicia Sánchez Camacho, ni la nueva visita-paseo que tiene previsto realizar hoy a Blanes el candidato del PPC Santiago Fisas y Camacho han tenido o van a tener impacto entre la ciudadanía.

Golpeada por una crisis que persiste desde hace cinco años y medio, amplios sectores de la sociedad se han movilizado estos años para defender el estado del bienestar, e incluso algunos derechos fundamentales y constitucionales, a los que también les han llegado los recortes.

La crisis ha despertado el interés por la política. Hace tiempo que no oigo esa frase que casi todos hemos oido alguna vez: «yo de política no quiero saber nada». Se escuchaba cuando las vacas gordas, la especulación y el boom inmobiliario crecía y preparaba las bases de los destrozos que irrumpieron a finales de 2008, inmediatamente después de la caída de Lehman Brothers. Al haberse revertido la situación, al padecer los estragos de la crisis amplios sectores de las clases populares, estas se han visto abocadas a intervenir en política, aunque solo haya sido como una reacción defensiva.

Fuente: Generalitat de Catalunya

Resultados de las elecciones al Parlamento Europeo de 2009 en Blanes. Aparecen los 10 partidos más votados. Fuente: Generalitat de Catalunya (Clicar sobre el gráfico para verlo ampliado)

El retorno de la ciudadanía a la política tuvo su máxima expresión con el surgimiento del 15M en 2011, sin olvidar las simpatías y emociones suscitadas duante estos años por las luchas de las PAHs y otros muchos colectivos, como los profesionales y usuarios de la sanidad, los docentes, estudiantes y las familias con hijos.

En contrapartida, ese mayor interés se ha confrontado a la incesante retahila de casos de corrupción de políticos, al escándalo de los sueldos millonarios de las élites empresariales y políticas y a la atrofia del sistema de partidos políticos, incapaz de regenerarse, de actualizar sus principios programáticos y evolucionar en la línea de una mayor profundización de la democracia. Por cierto, mucho más fácil de practicar hoy día gracias a la generalización de internet y las nuevas tecnologías.

Monumento dedicado a Europa, en Hamburgo (Alemania) / Foto: JFG - Blanesaldia.com

Monumento dedicado a Europa, en Hamburgo (Alemania) / Foto: JFG – Blanesaldia.com

El resultado está a la vista: las encuestas hace tiempo que indican que uno de los problemas más importantes del país es la clase política y la estructura del Estado. Además, todas las tensiones latentes por la crisis se han visto agudizadas por la prepotente política del PP, ajena al pacto y la contención, al tener mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.

En Cataluña, el mayor interés por la política lo ha monopolizado en buena medida el surgimiento del proceso soberanista, especialmente a partir de la Diada de 2012. Según algunos politólogos, este conflicto habría relegado a un segundo plano el surgimiento de mayores reivindiaciones sociales, que se han mostrado más consistentes, dinámicas y creativas en Madrid y su área metropolitana. Pero, gracias al proceso soberansta el electorado catalán está más movilizado y se prevé que la participación sea más alta en Catalunya que en el resto de Estado, lo cual amortiguará la abstención.

En este contexto, parece un contrasentido que las elecciones del próximo domingo se vayan a caracterizar por la escasa participación del electorado. Erróneamente se sigue percibiendo al Parlamento Europeo y los organismos comunitarios como una superestructura política que ligeramente deja caer sus efectos sobre nuestras vidas.

Y no es así. Desde hace años numerosas leyes y directivas europeas han comportado que las leyes nacionales se adapten a la norma comunitaria. La adaptacion de las leyes al marco europeo es imparable y tiene efectos claros en la vida y la economía de las personas, aunque su rastro es a veces difícil de percibir, precisamente porque en última instancia está la norma nacional que se homologa a la europea. En este sentido, conviene recordar la sentencia del Tribunal de la Unión Europea (marzo de 2013), que declaró abusivos diversos artículos de la ley española relacionada con los desahucios.

d

Resultados de las elecciones al Parlamento Europeo de 2009 en la comarca de la Selva, Aparecen los 10 partidos más votados. Fuente: Generalitat de Catalunya (Clicar sobre el gráfico para verlo ampliado)

Aunque estos continuaron y la ley española se modificó, la sentencia supuso un freno al desbocado e inasumible proceso de exclusión social que podía haber causado la ley estatal si no se hubiese cambiado. Otra sentencia europea fue la que anuló la llamada “doctrina Parot”, mediante la cual se alargó artificialmente la condena de algunos terroristas de ETA, los que delinquieron con anterioridad a la aprobación del Código Penal de 1995.

La construcción de una Europa más cohesionada en la acción política avanza con exasperante lentitud, lo cual no ayuda a la hora de implicar al ciudadano, que percibe los importantes déficits democráticos de los organismos europeos como terreno abonado para el chanchulleo de los lobbies y el pactismo. Ese déficit democrático es la coartada argumental para que una parte del electorado dé la espalda a Europa.

Sin embargo, a pesar de estos inconvenientes, España y Cataluña experimentaron desde 1986 (año de la adhesión de España a la Unión Europea) un significativo avance en el nivel de vida gracias a los fondos europeos al desarrollo, que de paso engrasaron y lucraron la maquinaria industrial europea con Alemania a la cabeza. Desde entonces y durante muchos años, Europa se ha percibido con simpatía, aunque mucha gente no quisiese saber nada de política. Ahora, la gente sí sigue la política pero Europa continúa sin despertar entusiasmo y sí buenas dosis de recelos.

Curiosamente, en los países europeos de mayor tradición democrática sectores del electorado también dan la espalda a Europa. Pero en dos direcciones: unos se apuntan a la abstención y otros apoyan a partidos políticos antieuropeos, practicamente inexistentes en nuestro país.

Frente a los que vienen a decir que las dificultades de la construcción europea se resuelven con «más Europa», en buena parte de Europa avanza el sentimiento de repliege del Estado a sus fronteras, a la recuperación de la soberanía nacional y al proteccionismo.

Desde Blanesaldia.com apostamos por más Europa, a pesar de todos los defectos que conlleva conjugar el interés nacional con el comunitario. Por este motivo, no es, no será una buena señal de salud democrática que el 25M dejemos que gane la abstención.

Texto: José Fernández