El aeropuerto de Girona sigue perdiendo pasajeros, pero el territorio no se ve afectado

El pasado mes de agosto el aeropuerto de Girona contabilizó el paso de 358.369 usuarios, lo cual supone un 42,1% menos que en 2010. En lo que llevamos de año la instalación de Vilobí d’Onyar ha registrado 2.248.556 pasajeros en total, cifra un 36,3% menor a la del año pasado.

En cuanto a operaciones, en agosto se hicieron 2.791 movimientos de aterrizaje y despegue, un 40,9% menos que en el mismo mes de 2010. En el acumulado anual se han registrado 20.441 operaciones, cifra que supone un descenso del 34,4% en comparación con el acumulado del mismo periodo del pasado año.

Estas cifras, con ser preocupantes, no indican que el turismo en las comarcas gerundenses y la Costa Brava haya experimentado un retroceso. El menor número de pasajeros y vuelos se debe a la cancelación de rutas por parte de Ryanair, que hace un año empezó a operar desde el aeropuerto de Barcelona – El Prat. Y de todos es sabido que una parte significativa de los pasajeros de Ryanair que pasaban por Girona eran turistas cuyo destino final era Barcelona. Por este motivo el impacto económico que el descenso de pasajeros comporta es nulo o insignificante en el territorio.

El motivo se debe a que las tasas aeroportuarias no son elevadas en Barcelona, mientras que sí lo son en un aeropuerto de tamaño medio como el de Girona. La privatización de El Prat, que podría empezar a hacerse realidad en 2012,  debería comportar un incremento de las tasas en Barcelona y una racionalización de las mismas. Tal vez, para entonces, el aeropuerto de la capital catalana empiece a dejar de ser atractivo para Ryanair.

Sorprende que determinados políticos socialistas carguen ahora contra la política aeroportuaria de CiU y de la Generalitat, cuando es la administración central, es decir, el Gobierno del PSOE, el que gestiona los aeropuertos españoles y el que, por tanto, determina las tasas aeroportuarias. Que son las que dictaminan si una compañía de bajo coste opera desde uno u otro aeropuerto.

Texto y edición: José Fernández